Sunday, January 28, 2007

Inmigración: entre la inseguridad y el terrorismo.


Breve Análisis de la Situación Inmigratoria.


Hace un año, aproximadamente, que el Presidente del Gobierno, en manos del Ministro de Asuntos Sociales formularon un plan para permitir que miles de inmigrantes indocumentados vivieran y trabajaran legalmente en España, pero las expectativas de concretar un arreglo definitivo al tema de la inmigración poco a poco ha ido desvaneciéndose. En la opinión de grupos que abogan por la inmigración, la creciente preocupación acerca de la seguridad nacional, derivada de los actos terroristas del 11 de Marzo, del salto de las bandas latinas a Europa, y un largo etc., así como a la debilitación, poco a poco, de la economía. El Gobierno Español se ha dado cuenta de su grave error muy tarde.
En la opinión de los críticos, los ataques terroristas, las continuas agresiones de bandas latinas, el incremente de locales regentados por moros donde se trafica con droga y un largo etcétera, ha cambiado para siempre el tono de las regularizaciones, causando que los asuntos inmigratorios se perciban como temas de seguridad nacional. Tampoco piensan que sea posible que el Congreso agobie al Ministerio de Asuntos Sociales con un nuevo programa inmigratorio masivo.
Los grupos que abogan por una reducción en la inmigración agregan que quienes la favorecen, no logran entender que España vive en una era en la cual la guerra contra el terrorismo y la seguridad nacional son sus principales preocupaciones, pues existe la amenaza potencial de que alguien vulnere sus fronteras pasando de contrabando un artefacto pequeño de destrucción masiva y hacerlo detonar en una ciudad grande.



Perfil Histórico y Cambiante


Analistas del fenómeno de la migración atribuyen el actual patrón migratorio al precedente que se estableció durante el intercambio laboral entre España y Alemania durante y después de la Segunda Guerra Mundial, bajo el "Programa Bracero" (1942-1964). La demanda de brazos en Alemania, requerida entonces dentro de un marco legal, creó un paradigma para futuras generaciones de hombres y mujeres, quienes continuaron emigrando a pesar de la inexistencia de un acuerdo laboral, siendo impulsados no sólo por su necesidad económica, pero a causa de una noción presupuesta acerca de la necesidad de fuerza laboral en Alemania.
Mientras el actual flujo de recursos humanos de extranjeros hacia España difiere mucho al desplazamiento de trabajadores que ha venido ocurriendo durante los últimos cincuenta años, y la motivación económica implícita continua siendo un factor primordial de la migración, algunos cambios demográficos y laborales han transformado el perfil del inmigrante hacia el final y el comienzo de las centurias contiguas. Tradicionalmente, el inmigrante era agricultor, proveniente de áreas rurales, y trabajaba igualmente en la agricultura. En la actualidad, la demografía inmigrante incorpora individuos de casi cada rincón de países, moros, sudamericanos y centro americanos, lo mismo procedentes de poblaciones pequeñas como de ciudades medianas y grandes, y quienes se dispersan a través de casi todo el territorio español. Debido a esta diversidad regional, la composición cultural y étnica del inmigrante ha abierto otros campos de trabajo no tradicionales, como lo es la agricultura, a industrias como la hotelera, del procesamiento de alimentos, la construcción, y la fabricación, aunque la agricultura continua siendo la ocupación principal.

Prioridades Diferentes


En una ocasión, el presidente Zapatero declaró: "Ha llegado la hora de dar a los inmigrantes y a sus comunidades el lugar que les corresponde en la historia de nuestras relaciones bilaterales". Zapatero percibió el asunto como una oportunidad para cortejar a los millones de votantes inmigrantes, a los cuales, les dará la oportunidad de votar.
En aquel entonces, el convenio parecía inminente. Y así fue, sacándose de la manga un proceso de regularización, con muchas irregularidades. Sin estudios previos, sin medidas de ningún tipo, sin comprobaciones mediadoras…. Nada.
Tras la aprobación de esta regularización, y el efecto llamada, ese mismo que ellos decían que no se produciría, e asunto de la inmigración fue repentinamente sustituido por la preocupación de la seguridad en la frontera. A pesar de lo sucedido, algunos expertos en asuntos migratorios seguían y siguen negando el efecto llamada.



Retos Presentes; Futuro Incierto


El gobierno ha dejado en claro que la guerra en contra del terrorismo y la seguridad nacional no son la prioridad en su agenda internacional y doméstica.
Pero la problemática inmigratoria continuará presentando los mismos retos, los cuales no podrán seguir postergándose por mucho tiempo. Estos retos son ineludiblemente comunes a toda Europa, y se pudieran resumir en los siguientes puntos:- El mayor número de indocumentados que existe hoy en día. Es decir, el crecimiento de la ilegalidad.- El Ministerio del Trabajo prevé en el futuro una escasez de mano de obra española.- El número de trabajadores extranjeros creció más del doble en la década de los años noventa, mientras que el número de trabajadores españoles creció solamente en 13 por ciento durante el mismo periodo.- La economía en los países donde provienen los inmigrantes, no puede producir suficientes empleos para el número de individuos en busca de trabajo. La inmigración aumentará en cuantía.



Sería de imbéciles o mal nacidos negar, minusvalorar o despreciar la necesidad de quienes emigran. Más aún, ha de partirse del dato de que los sufrimientos son muchísimo más intensos y generalizados de los que superficialmente aparecen de forma ocasional en los noticiarios y consecuentemente que la presión por eludirlos individualmente es de amplitud comparable a la miseria de la que quieren huir y esto se traduce en centenares de miles de candidatos a la emigración. De igual modo, obligado es afirmar -con similar nitidez y contundencia- que la supresión de las condiciones de explotación que motivan la emigración han de resolverse básica y prioritariamente también en origen, emancipándose de la tutela imperialista; sin ocultar el coste del empeño, pero sabiendo que no afrontarlo los implica en magnitud infinitamente mayor. A este objetivo en nada puede ayudar, por la vía de la inundación inmigratoria, la generación en países como España de una situación social que fomente la desorientación de la clase obrera e incrementen su división. Se mire como se mire, es evidente que España no puede subsistir dejándose en manos del libre mercado, sea este de capital o de fuerza de trabajo. Defender la libre inmigración es un absurdo y así lo avala el que nadie se haya tomado la molestia de argumentarla fuera del terreno de las abstracciones o el esfuerzo de adelantar sus consecuencias practicas. Tanto si se hace desde la instalación en la marginalidad por añoranza de un caos que no se estaría en condiciones políticas de aprovechar; como si se hace desde la hipocresía, como recurso temporal hasta que las decenas se convirtieran en centenares de miles, es una irresponsabilidad. La inmigración contingentada, por su lado, es un eufemismo que sólo sirve a la dualización social. La aplicación práctica de la política del "Papeles para todos-Salta la valla" llevaría en España al colapso social. La crisis del mercado de trabajo sería inconmensurable. Y llevaría inevitablemente al enfrentamiento interno en la clase obrera entre españoles e inmigrantes y entre estos mismos, para beneficio exclusivo de la patronal. Ante la incapacidad física y económica de absorción, los menguados Servicios públicos existentes en España entrarían en coma, degradándose en forma terminal y abriendo paso a su desmantelamiento. Ya resulta notorio hoy que el flujo persistente de la inmigración dificulta notablemente la integración nacional de los inmigrantes ya instalados. Apliquemos la hipótesis al caso de un pueblo de 2500 habitantes de agricultores: ¿qué podrían hacer sus 2.500 habitantes si un día se presentaran en el pueblo 250 inmigrantes solicitando su admisión como socios de pleno derecho de sus cooperativas? ¿Y si a estos les siguieran otros 250? ¿Y si luego vinieran otros 250 o 500 o 1.000 más...?. Ni siquiera la República Socialista de Zapatero estaría en condiciones de aplicar -aunque quisiera- esta política.Conviene subrayar que el efecto negativo en el terreno político general del "Papeles para todos-Salta la valla" es ya operativo y lo será aún más si cala socialmente su identificación con la izquierda. De entrada permite lavar sus culpas en la generación de la situación actual al PSOE, y al PP, que son los que sirviendo los intereses empresariales la han creado y amparado, como muestra la desenvoltura con la que ahora el PP ha reclamado la devolución inmediata de los inmigrantes. Además, hasta ahora la desagregación acumulada de la izquierda y la desarticulación social se han manifestado preferentemente en forma de pasividad, pero no puede apostarse a que sea siempre así.
Entre los patriotas se han perdido cuadros, militantes y organizaciones; se ha generalizado la precariedad, reducido dramáticamente el poder adquisitivo y la fuerza de presión. La orfandad global de la clase obrera es terrible. El prolongado dominio del social-liberalismo ha sido demoledor en todos los órdenes imaginables. Es obligado preguntarse qué puede ocurrir socialmente en el momento que la burbuja inmobiliaria se reduzca y más aún si los frágiles basamentos del entramado socioeconómico español entran en crisis. En este contexto, la cuestión de la inmigración puede servir de estribo impulsor para un retroceso cualitativamente superior.


Sería temerario negar que el peligro de secuestro de sectores obreros y populares por el neo-liberalismo es real. El patriotismo no puede confiar indefinidamente en que la sucesión de coyunturas o las repetidas torpezas de los partidos políticos de siempre -que ni siquiera vamos a enumerar, por razones obvias- le evite tomar decisiones y afrontar opciones. Así pues, es necesario asumir sin ambigüedades desde el patriotismo español una posición favorable al cierre de la inmigración, empezando por razones políticas pragmáticas por la extracomunitaria. Esto implica defender el cierre de las actuales rendijas que mantienen abierto el flujo y de actuaciones que disuadan ya en origen -desde el respeto a los derechos humanos básicos- de la inmigración ilegal. Se ha de acompañar esta línea, entre otras medidas, del cierre al ejercicio activo al supuesto derecho al reagrupamiento familiar de los inmigrantes regulares ya instalados y de su supuesto derecho a una residencia indefinida irrestricta en España sin vinculación a su situación laboral. Se ha de asumir como prioridad nacional la dignificación de las condiciones de vida y trabajo de los españoles primero, concretándose específicamente en acción sindical al efecto en ramas como el campo, la construcción, la hostelera o el servicio domestico. Y desde una concepción laicista de la sociedad, se han de combatir con contundencia todas las manifestaciones de discriminación racista anti-española.









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